Como ya has de saber, mi nombre es Leandro Reynoso Almanzar. Nací un caluroso 8 de marzo del 2002, el cual se conmemora el día internacional de la mujer. Actualmente tengo 20 años (a principios del 2023). Curioso día para nacer un hombre, según me cuenta mi madre, fui el único niño varón en la sala que nació ese día. Vaya forma de empezar a romper las reglas.
Me crié en un lugar llamado "Guanuma" al norte de Santo Domingo, Republica Dominicana. Viví solo con mi madre hasta los 11 años que fue cuando llegó Jairo quien se convertiría en mi padrastro en los años posteriores. Previo a eso me alternaba entre vivir en la casa mi madre y la de mis abuelos de parte materna donde crecí durante unos años junto con mis primas más cercanas -Nathali y Alanna, mejor conocida como Fernanda-. Nunca me molestó vivir con quien sea de estos dos, puesto que no salía mucho ni tuve muchos amigos de niño compartí mucho con estas primas, no hubiera preferido nada mejor. Si no fue hasta la llegada de Jairo cuando mi madre dejó de ser madre soltera, dejé de ser hijo único en lo que mi madre daba a luz a mis dos hermanas, Laila y Jasmín, con quienes hasta ahora vivo. Mi padre, José Abelino Reynoso (la verdad no tengo idea como no tengo su primer apellido, simplemente me declaró con su segundo), sufrió de un accidente el 17 de Septiembre del 2010 que le costó la vida. Dos años después -en una de mis vacaciones de colegio, en aquel entonces mi madre vivía en Villa Mella de Santo Domingo, de aquellas veces donde viví con mis abuelos- me convierto a la religión cristiana, donde permanecí por casi 8 años (hasta diciembre del 2019) poco antes de mi entrada a la universidad en el 2020.
Desde muy temprana edad mi facilidad para aprender cosas era increíble, me gustaba ver la lógica detrás de cualquier juguete que tenía. Hasta donde me cuenta mi madre, me envió a preescolar (En la escuela primaria del lugar donde vivía, Escuela Primaria Guanuma) cuando tenía 2 años porque no soportaba estar lejos de mi prima Fernanda. Ella es dos años mayor que yo así que tuvo la oportunidad de ir a la escuela primero. Debido a mi baja edad estuve más tiempo en preescolar que la mayoría de los niños. De algún modo eso me dió una mente aún más abierta. Tuve la oportunidad de saltar de curso dos veces, los profesores decían que ese contenido ya me los sabía y que necesitaba ir a un nivel más avanzado. Mi madre siempre negó la idea de esto y me dejó gastar las etapas paso por paso. Me gradué de la primaria con las notas más altas del centro en ese año. A partir de ahí me inscribí en el Politécnico Promapec donde gasté mis siguientes 4 años en dicho lugar, tomando la carrera técnica de Contabilidad. De donde salí con una beca completa hacia la universidad APEC donde aún sigo estudiando "Ingeniería en Software". ¿Recuerdan que antes les dije que me gustaba buscar la lógica detrás de los juguetes? Dicho pensamiento me guió a decidirme por tal carrera. El mundo va en constante evolución, mas rápido de lo que tardamos en adaptarnos, dice Migala. Sin embargo, ¿Qué guía a tal evolución tan drástica en los últimos años? Pues la tecnología y, aunque no lo queramos aceptar, la mano de obra humana será opacada por robots o sistemas automatizados con el mínimo de error. Entonces, podemos deducir que muchos trabajos quedarán desfasados en los siguientes años y se crearán nuevos, nuevos que se adapten al sistema de trabajo al que estamos evolucionando. Entonces pensé; si la mano de obra se reemplaza por robots, los únicos indispensables serán aquellos que creen a los robots. Esto lo pensé dentro de mi lógica de 16 años, donde no me decidía si ser psicólogo, ingeniero en software o diseñador gráfico (esto último por cuestiones que explicaré en mis pasatiempos), y no pude estar más en lo cierto. A fecha de hoy hay una demanda de programadores en el mundo que no se puede solventar. Cada día las empresas buscan darles mantenimiento a sus sitemas cada vez más complejos. No fue coincidencia, lo pensé bastante.
[Politécnico Promapec 2018]
A medida fuí avanzando en el tiempo, me gradué con calificaciones sobresalientes en la secundaria, dos medallas; una por mérito estudiantil y otra por dedicación y esfuerzo. Añadido a eso, una beca completa en la universidad apec, en la que actualmente estoy. Las cosas han sido duras después de eso, drásticamente aprendes el valor del esfuerzo, aunque no siempre ves sus recompensas. Me gusta verlo como el proceso de algo mayor, no siempre se tratará de mi, algún día moriré y no me llevaré nada más que los recuerdos. Decido verlo como el transcurso que debo pasar como castigo por vivir. Como dijo Charles Bukowski: Un hombre pasa mucho timepo construyendo una vida que no tiene tiempo de vivir. Y no pudo estar más en lo cierto. De a poco, y no digo que lo tengo 100% aprendido, comprendí que se debe tener amor al proceso más que lo que este da (no aplicable para todo). No es vivir con la ilusión y visión puesta en los resultados sino crear sistemas que te ayuden a sobrevivir en el mientras, porque estarás viviendo un futuro que no sabes si llegará. También es válido poner metas pequeñas y así verlo como un juego; ¿Una tarea de la que no tienes idea de como hacerla? ¡Genial! Una oportunidad más de aprender algo que antes no sabías. Todo eso sin dejar de mencionar a los amigos que cras en el camino. De alguien escuché una vez "La universidad no está hecha enteramente para aprender a buscar un trabajo, también para crear las relaciones correctas de las cuales dependa tu trabajo en el mañana", o algo así.
Aún soy joven, apenas 20 años, y lo más lindo es que aún seguiré escribiendo esto. Hay mucho más en mi vida que contar, sin duda alguna, pero te aseguro que aprenderás un poco de mi en .